«Increíble es que un hombre haya resucitado de entre los muertos.
Increíble es que todo el mundo haya creído ese increíble.
Increíble es que doce hombres rústicos, sencillos y plebeyos, sin armas, sin letras y sin fama, hayan convencido al mundo, y en él a los sabios y filósofos, de aquel primer increíble.
El primer increíble no lo queréis creer; el segundo increíble no tenéis más remedio que verlo; de donde tenéis que admitir el tercer increíble.
Pero ese tercer increíble es un portento tan asombroso como la Resurrección de un muerto».
(San Agustín de Hipona)
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