Desde sus orígenes el hombre se ha preguntado por el sentido profundo de su propia existencia y tarde o temprano se pregunta por lo trascendental de la realidad. El hombre es un ser finito y limitado, influenciado por elementos culturales y sociales, que facilitan (o entorpecen) acceder a Dios. Hay dos características a tener en cuenta: la incapacidad de conocer en su plenitud a Dios y la posibilidad de error propia del ser humano.
Si nos fijamos en esos límites podemos llegar a comprender que haya tantas religiones en el mundo, algunas tienen puntos en común pero también hay puntos opuestos y contradictorios, lo que impide que algunas conduzcan realmente hacia Dios. No olvidemos que la verdad sobre Dios es solo una, no podemos crear cada uno un Dios a nuestro capricho o necesidad.
La religión cristiana tiene un elemento central que la hace diferente al resto: Jesucristo. La Biblia afirma que Él es el camino, la verdad y la vida; y que nadie puede llegar al Padre si no es a través de Él (Jn 14,6). Para acceder a Dios es esencial la fe en Jesucristo y aceptar todas sus enseñanzas (no una parte de ellas).
Aunque aceptemos que todas las religiones pueden tener algún elemento de verdad, no implica que todas lleven a Dios. Al afirmar que la religión cristiana es la única con todos los elementos objetivos para llegar a Dios no implica falta de respeto o desprecio hacia las demás religiones.
La afirmación de que hay un solo Dios, dotado de absoluta perfección, creador del mundo y trascendente lo encontramos en las tres principales religiones monoteístas: el judaísmo, el islam y el cristianismo. Sin embargo en el cristianismo creemos en un Dios que a la vez está en todas partes y en el interior de cada hombre, manteniendo una relación personal con cada ser humano. En el judaísmo esta afirmación se da en parte y en el islam la trascendencia de Dios lo aleja de esa cercanía.
La conclusión es que si cada religión entiende a Dios de una forma determinada y con cualidades diferentes y contradictorias, se puede responder de forma negativa a la pregunta ¿Dios es el mismo en todas las religiones?, cada religión persigue un concepto de Dios diferente.