jueves, 15 de febrero de 2024

El ateísmo moderno

    El ateísmo contemporáneo es un ateísmo de postulado teórico-práctico. El ateísmo práctico postula una vida como si Dios no existiese (Etsi Deus non daretur). El ateísmo teórico intenta aportar pruebas de su no existencia. Se niega a Dios como punto de partida y se pretende reafirmar al hombre y al mundo. Sin embargo el ateísmo no es una actitud originaria, ya que lleva implícito cierto conocimiento de lo que se niega. Con estas premisas el ateísmo moderno se puede clasificar en tres grandes grupos: ateísmo naturalista, ateísmo antropológico y ateísmo ontológico.

    El ateísmo naturalista no admite más realidad que la materia, en sus dos vertientes: científico, basado en la ciencia positiva; y el marxista, basado en la autonomía del hombre como ser que se crea a sí mismo. El ateísmo antropológico considera al hombre como máxima expresión del ser. Incluye las diferentes corrientes existencialistas, entendiendo la existencia como experiencia vivida. Elemento fundamental es la consideración de Dios como oposición a la libertad humana. El ateísmo ontológico no se pregunta por el hombre, sino por la realidad como tal. Para ello parten de la negación de la metafísica que no la consideran ciencia y se aferran a la ontología que al recoger el sentido profundo del ser, llega al fondo de cuestiones filosóficas. La idea básica es que por encima del espíritu humano no existe un Dios soberano.

    Los diferentes tipos de ateísmo tienen unas características comunes: inmediatez, en cuanto que es punto de partida desde la que se desarrolla toda actividad social; universalidad, en cuanto que envuelve las masas; positividad y constructividad, como punto de partida del hombre que toma posesión de sí mismo, echando fuera de si y de la sociedad toda conciencia de Dios.


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