martes, 20 de junio de 2023

Historia de la Iglesia. Introducción

Introducción

    Estudiar la Iglesia es estudiar la historia de nuestra familia en la fe, la de todos los cristianos bautizados.

    La Iglesia es de origen divino, no humano, fue el mismo Dios quien la planeó y su Hijo Jesucristo la fundó: eligió a sus apóstoles, los formó en las verdades de la fe, les ordenó celebrar el memorial de su muerte (Eucaristía) y les dejó el Espíritu Santo para continuar su obra y dar fortaleza a la misión de los apóstoles.

    La Iglesia es la prolongación de la obra de Cristo que no es otra que lograr la salvación de todos los hombres, tal y como desea Dios Padre. Al ser de origen divino hay que mirarla con los ojos de la fe y no con clasificaciones mundanas.

    De la Iglesia se dice que es Madre en cuanto que acoge a todos los bautizados que somos hermanos de un mismo Padre; nos enseña la doctrina de Cristo como cualquier madre hace con sus hijos y se enriquece con lo que aportan sus hijos a ella, su testimonio. Nuestra respuesta debe ser de obediencia, respeto y amor a ella.

    El Espíritu Santo fortalece, ilumina y guía a la Iglesia para que sea fiel al mensaje de Cristo y manteniéndola en la unidad, por los sacramentos y a través de la jerarquía que son los responsables directos de que esto suceda así. Son los sucesores de los apóstoles a quienes les encomendó Jesucristo esta misión.

    La capacidad de errar de los hombres explica muchos episodios históricos negativos [1]: las herejías, la torpe intromisión de algunos eclesiásticos en cuestiones o ambiciones temporales (aseglaramiento, afán de poder, simonía, etc…), así como las vidas poco edificantes de otros. Estos hechos tristes, recogidos en su historia, no afectan a lo que es la Iglesia. Es más, ponen de manifiesto que ella es divina porque, a pesar de sus hombres, su doctrina se ha mantenido durante veinte siglos incólume desde que Cristo la predicara, produciendo abundantes frutos de santidad en todos los tiempos [2].

    La Iglesia, ha mantenido los rasgos esenciales y originarios de su fundador, Cristo, pero también ha evolucionado en la historia al compás de los hombres. Por eso, a la hora de interpretar los hechos hay que considerar el contexto histórico, que explica muchas decisiones y modos de obrar (p.e. la inquisición eclesiástica, Papas que coronaban a los emperadores, lucha por la investidura, etc.). No hacerlo así, es pecar de anacronismo o errores de juicio objetivo.

    La Iglesia es experta en humanismo, ha sabido interpretar las miserias humanas a la luz de la doctrina de Cristo: ante las guerras, conferencias internacionales, la dignidad de la persona humana, además de los principios morales de su actuación y para juzgar con la luz de la moral los retos que la ciencia, la cultura o la política ponen a la sociedad. Fruto de todo ello es la Doctrina Social de la Iglesia.

Función de la Iglesia en la Salvación

    La Iglesia nace de la dinámica global de la historia de la salvación, se habla de una fundación gradual. Se pueden identificar cinco etapas de la Revelación del misterio de la Iglesia: la creación, la Iglesia es prefigurada desde el origen del mundo; el pacto inicial con Adán y Eva, Dios no nos abandonó tras el pecado original; el pacto de Dios con Israel, preparación de la alianza nueva; la nueva alianza, Cristo constituye la Iglesia hasta el final de los tiempos; Pentecostés, congregar a todos los justos en el final de los tiempos

    Con la creación Dios hace participar al hombre en su vida divina, la adhesión al pacto es voluntaria. San Pablo manifiesta una conciencia de Iglesia con unos rasgos determinantes: Es el pueblo de Dios universal; para pertenecer hay que tener fe en Jesús Hijo de Dios (bautizarse y participar en la Eucaristía); es el Cuerpo de Cristo, es una nueva realidad cuya cabeza es Cristo y los fieles sus miembros; la presencia del Espíritu Santo, es el agente de unión entre cabeza y cuerpo. Otro rasgo importante es su carácter trascendente y su relación con el mundo es por la pertenencia a él.

    La Iglesia no fue constituida por Jesús como simple comunidad de discípulos, la constituyó como misterio salvífico. Es por lo que el Señor Jesús debe ser creído y reconocido como fundador y fundamento de la Iglesia.

    La Iglesia es una, santa, católica y apostólica. Es una porque aunque la Iglesia se expande en el tiempo y espacio permanece idéntica a sí misma: mantiene una única fe; un único bautismo y Eucaristía: mantiene una comunión de vida entre los creyentes. Es santa por estar ligada a la Santísima Trinidad y al plan salvífico de Dios. Esta santidad tiene una perspectiva objetiva por la presencia de Cristo en ella y una perspectiva subjetiva por la santidad de sus miembros, es la llamada santidad moral, hay una tensión entre sus miembros entre santidad y pecado. Es católica por estar abierta a todos los hombres a los que predica el evangelio. Es apostólica por estar fundada sobre los Doce apóstoles. La Iglesia es indefectible e infalible ya que no puede equivocarse al creer en la doctrina de Cristo y por lo tanto el colegio de obispos no puede equivocarse en la enseñanza.

    La auténtica Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica. Hay otras Iglesias y comunidades eclesiales, que conservan elementos eclesiales de la Iglesia de Cristo, pero mantienen una comunión imperfecta con el Pueblo de Dios y mantienen formas incompletas e imperfectas de verdad y santidad. La iglesia ortodoxa es una Iglesia particular, conserva el episcopado y la Eucaristía válidos, pero le falta aceptar el primado del Papa. Las iglesias de la Reforma son comunidades eclesiales que conservan el bautismo válido pero no el episcopado y sustancia eucarística.

Reflexión:                                                                                                    

→ Cuando hablamos de Iglesia nos podemos referir a:

  • Un edificio o local donde se celebra la Eucaristía

  • Una comunidad de creyentes unidos por el bautismo

  • Una estructura jerárquica

→ La Iglesia, como comunidad de creyentes, es una comunidad humana con un sentido especial. Sus diferencias son:

  1. La Iglesia no nace de la voluntad asociativa de sus miembros, es fruto de una convocación divina acogida en la fe.

  2. La Iglesia es una comunidad en tanto en cuanto vive históricamente y expresa en formas visibles de comportamiento una comunión sobrenatural.

  3. La comunidad eclesial, visible, con sus funciones varias, sólo tiene sentido en cuanto signo de la comunión sobrenatural en Cristo y en su Espíritu.

Notas:

1 San Agustín, Serm 164, 14

2 P. Antonio Rivero, Historia de la Iglesia, en: https://www.ebookscatolicos.com/descargas/libro-ebook-historia-de-la-iglesia-padre-rivero/

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